Limpiar el rostro correctamente es fundamental para prevenir arrugar, acné, infecciones o manchas, aunque pueda parecer una tarea insignificante debe realizarse correctamente según el tipo del piel que tengamos.
El que no veas suciedad no significa que el rostro este limpio, el sudor que generamos a cada momento, maquillaje, polvo o productos para hidratar o proteger del sol deben ser retirados cuando nuestra jornada termina. No te preocupes no es una tarea complicada ni que ocupe mucho tiempo, aquí te contamos como realizarla.
¿Por qué hay diferentes tipos de piel?
Antes de hablar sobre los consejos para limpiar el rostro queremos describir la razón por la que existen diferentes tipos de piel. El factor principal radica en la genética; cada persona tiene una predisposición física según los genes heredados de los padres.
Ahora bien, un estudio sobre la piel sensible señala que a este componente genético se suman otros factores extrínsecos, como el uso de maquillaje o productos de aseo no adecuados, y los cambios medioambientales como el frío, el calor, el sol y el viento. También hay influencia de la alimentación, del consumo de hormonas como los anticonceptivos y otros medicamentos.
Consejos para limpiar el rostro
Ahora que tienes un poco más claro el por qué debes limpiar tu rostro con regularidad, continuaremos con los consejos específicos para que realices la limpieza según tu tipo de piel.
Piel grasa
La piel grasa es aquella que tiene mayor predisposición a acumular sebo. Por esta razón, es común la aparición de granos, puntos negros y espinillas. Así que requiere de un estricto proceso de limpieza para mantenerse libre de bacterias, evitando el acné.
Estos son los consejos para limpiar el rostro que debes seguir en este caso:
Exfoliación: permite retirar las células muertas y, con ello, las impurezas presentes en la capa más superficial. Este proceso debe realizarse entre 1 y 2 veces por semana. Aunque ha sido temido por muchos, pues métodos antiguos podían lacerar, investigaciones han demostrado que hay productos suaves para elegir.
Limpieza facial: utiliza un limpiador facial suave como el agua micelar dos veces al día, en la mañana y en la noche. Si usas maquillaje, este será un paso que no debes saltarte nunca.
Hidratación: existe una falta creencia y es que la piel grasa o con acné no requiere de hidratación.
De hecho, algunos tratamientos para contrarrestar la producción de grasa pueden resecar demasiado el rostro y dañar la barrera natural. La recomendación es nutrir e hidratar la piel con productos ligeros y que contengan aceites.
Piel seca
Como lo resalta la Clínica Mayo, la piel seca tiene su origen en la exposición al clima frío o muy caliente, así como a la baja humedad o los constantes baños con agua de alta temperatura. Aunque no es un padecimiento grave, si los consejos que te daremos no sirven deberás consultar a un dermatólogo:
Limpia con agua tibia: limpiar el rostro con agua muy caliente y por mucho tiempo resecará la piel, pues elimina los aceites naturales. Así que opta por lavar con agua tibia o fría.
Usa limpiadores suaves: el uso de jabones ásperos también puede afectar la piel y resecarla. Usa limpiadores suaves, geles de baño humectantes o jabones especiales para la cara que tengan aceites hidratantes.
Humecta siempre: luego de seguir estos consejos para limpiar el rostro aplica un humectante. Sécate la cara de forma suave y aplica tu producto; esto te ayudará a retener el agua natural de la piel. Los mejores son aquellos que contienen glicerina, la que según estudios, contribuye a restaurar y mejorar la función de la barrera de protección.
Piel mixta
Como su nombre lo indica, quienes tienen piel mixta suelen retener grasa en la llamada zona T, es decir, frente, nariz y mentón. El resto del rostro tiene resequedad. En estos casos hay que mezclar un poco los consejos que ya te dimos. Haz lo siguiente:
Limpieza: específicamente en la zona T deberás usar un limpiador que mantenga a raya la acumulación de grasa. Usa agua micelar o un tónico. En el resto de la cara emplea productos de limpieza muy suaves y con factor humectante.
Exfoliación: este tipo de piel también puede exfoliarse, pero usa un producto poco abrasivo, como las mascarillas de arcilla. Aplica con movimientos suaves en las zonas resecas para evitar irritaciones.
Piel normal
La piel normal es la de ensueño: suave, sin grasa y rosada. Aunque parezca perfecta, también es necesario cuidarla y brindarle un buen proceso de limpieza. Estos son algunos consejos:
Limpieza: para el proceso de limpieza del rostro de tipo normal utiliza agua tibia y nada de agua caliente. Limpia con jabones especiales que mantengan en equilibrio el Ph.
Hidrata: para mantener la barrera que hace que este tipo de piel brille con naturalidad y salud, hidrata el rostro después de la limpieza con productos que contengan beneficios naturales, como el coco y la palta.
Piel sensible
La piel sensible tiende a enrojecerse y elevar su temperatura. Suele irritarse, generar comezón y erupciones. Las personas que tienen este tipo deben usar siempre productos hipoalergénicos que prevengan daños graves en la superficie:
Limpieza: aunque es muy delicada, deberás limpiar tu rostro sensible con productos suaves como el agua micelar. Según un estudio publicado en la American Academy of Dermatology, esta sustancia no genera irritaciones debido al bajo nivel de tensoactivo no iónico que posee.
Hidrata: después de la limpieza usa cremas hidratantes y protectoras, especialmente en invierno.
Prefiere aquellas que tengan un factor calmante, como la manzanilla o la alantoína, así como aquellas con leche.
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