La tarde de este domingo 3 de enero, al filo de las 18:00 horas, el presidente de la Coparmex, Julio César Galindo Pérez, encabezó un nuevo ataque para intentar reventar el proceso interno para elegir candidato a gobernador del Partido Acción Nacional, llevando como principal alfil al neófito Óscar Valle Portilla quien, en su inexperiencia, se topó con pared al enfrentar a los representantes de Octavio Pedroza y Marco Gama, amplios conocedores de la materia partidista.
La reunión fue convocada por los representantes de Xavier Nava argumentando la necesidad de contar con estrategias efectivas para ganar la elección del próximo 6 de junio, estrategias que, claramente debían ser encabezadas por el alcalde con licencia y que, a todas luces, violan los estatutos panistas. Las horridas propuestas fueron avaladas por los presidentes de dos organismos empresariales, entre ellos Julio César Galindo, quien presume haber sido artífice de la coalición Sí Por San Luis y quien ahora, a toda costa, busca imponer a Xavier Nava como candidato de la misma.
Óscar Valle no contó con que se enfrentaría a Marco Zavala, representando a Marco Gama, y a Alejandro Colunga Luna, representante de Octavio Pedroza. Ambos insistieron en que la propuesta que se estaba presentando era inviable por contravenir con los estatutos panistas. Desesperado y al ver que sus planes se derrumbaban, Óscar Valle gritó iracundo «Por eso siempre pierde el pinche PAN» sin importarle que con sus palabras denostaba al partido por el que su jefe busca ser gobernador.
Al fallar los intentos de Valle Portilla, Julio Galindo, en su calidad de presidente de la Coparmex, se le ocurrió la ingeniosa idea de celebrar un nuevo pacto de unidad para curar en salud a Xavier Nava tras haberse negado a firmar el pacto propuesto por el partido. Ello, a pesar de que Nava ha sido el principal orquestador de guerras sucias contra Octavio, Marco y hasta de Sonia Mendoza quien, sorpresivamente, decidió apoyarlo.
La estrategia del vende-carros-usados, Julio Galindo, y su camarilla es atacar directamente al partido, al presidente Juan Francisco Aguilar, al diputado federal Xavier Azuara y a los precandidatos Octavio y Marco para que, en su última instancia, si no prospera su maldad, se pueda quedar con el consuelo de haber ensuciado el proceso.