“Los extremos se tocan”
Frase utilizada por Vladimir Ilych Lenin,
Primer dirigente de la extinta Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS).
El resultado de la jornada electoral de los Estados Unidos de América (EUA), trae aparejado de inmediato la evaluación de las políticas y comportamiento de un personaje como Donald Trump; lo cerrado de la competencia sumado a la copiosa participación resultó en un minuto a minuto agónico; finalmente la mañana del sábado el Democráta Joe Biden, pasó la línea de los 270 votos electorales al ganar el Estado de Pensilvania.
La izquierda norteamericana se hace con la Presidencia 46 de los EUA derrotando al conservador Donald Trump; el conservador Trump, muy a su estilo y sin sorpresa para nadie – pues lo dijo durante todo el proceso- desconoció el triunfo de Biden y aseguró una batalla legal.
La victoria de Biden es tomada en el mundo entero como la evaluación negativa al extremismo de Donald Trump y su gobierno, es un no a la demagogia, la mentira, la censura, la discriminación y la bravuconería al interior y exterior de su País.
Así las cosas la izquierda le gano a la derecha en Estado Unidos, para ponerlo en el contexto mexicano los chairos le ganaron a los fifís; ¿sorprendido querido lector?, pues así es técnicamente, nuestro presidente y sus huestes deberían estar felices por el triunfo de los Demócratas en la Presidencia de EUA, sin embargo no lo han ni siquiera felicitado ya que van a esperar, pues aún hay impugnaciones.
Muchísimos mexicanos creen a ciegas que el gobierno de Donald Trump era – o es lo que le quede de tiempo- , ideológicamente igual al gobierno mexicano y no es así o por lo menos en la teoría política no lo es. La izquierda y la derecha son diferentes en la concepción del mundo y sus componentes, jurídicos, económicos, morales y religiosos.
¿Qué nos ha llevado a esta frecuente confusión?, pues los extremos, que son tan parecidos que en determinados puntos y momentos se tocan y son similares.
A diario vivimos y vemos, la polarización social, el autoritarismo, negación a escuchar más voz que la propia, no creer en la ciencia, vulneración permanente de las instituciones democráticas, excesivo uso de las fuerzas armadas, uso de corifeos y bots para la descalificación y censura de todo lo distinto, perdón y purificación permanente a los suyos (sus elites), y un largo etcétera de elementos, que ejemplifican claramente lo igual de las formas entre unos y otros extremos.
He escrito antes como los discursos de personajes opuestos ideológicamente hablando, como Mussolini y Stalin se parecen, y es que si los revisamos con detenimiento estos personajes surgen siempre en temporadas difíciles para las sociedades donde la fe y la esperanza son bajas y caldo de cultivo para sus movimientos.
Pero siempre hay una luz en el camino, la democracia, que es la que se puso y sigue a prueba en los Estado Unidos, y se pondrá a prueba en México.
CONCLUYENDO.
- Por cierto, temas como el aborto, la unión legal de personas del mismo sexo, la clonación, entre otros, se han incluido en los discursos radicales como elemento de captación de adeptos para muy distintas causas, menos la del bien común, pero esto es motivo de una próxima colaboración.
- Los extremos siempre son peligrosos y para muestra le historia
- No evalúo la eficacia de un gobierno, pero si la de un culto, no creo que México sea la república de Chairolandia o Fifílandia, estoy seguro de que en este País vivimos una gran amalgama de personas que pensamos distinto y que tenemos el derecho a decirlo y expresarlo, que una inmensa mayoría hizo eso con sus voto en 2018, cansados de las falsas promesas, la corrupción, la inseguridad y muchas más tragedias que los mexicanos enfrentamos, pero no votaron todos en la creencia del extremo de que haya una sola voz, de que solo una persona decida por los demás, eso ya lo vivimos y no nos gustó.
- Es momento de volver a hacer valer la democracia.
