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Esos desgraciados neoliberales

El proyecto político del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha visto fundado en tres conceptos: el primero consiste en aceptar la existencia de un fraude electoral en el 2006; el segundo es que la corrupción es el principal mal de nuestro país; y el tercero es que esos neoliberales fueron unos desgraciados.

Sin ánimo de generar una definición y pretender desmembrar el concepto del neoliberalismo por su propia complejidad solo diremos que sus postulados van encaminados enaltecer la figura del mercado ya que su fuerza es capaz de repartir la riqueza, por lo que el Estado ve reducidas sus funciones.

El neoliberalismo llegó a México ante la crisis que dejó el paso del estatismo, un Estado que intervenía tanto en la economía a través de las empresas estatales dejaron un saldo financiero catastrófico, el Estado gastaba más de los ingresos que podía generar; y llegamos al absurdo de tener un cabaret que perdía dinero.

El déficit presupuestal y la crisis económica abrió camino para que desde 1982 el Presidente Miguel de la Madrid empezara a sentar las bases que pusiera freno a esta situación y el neoliberalismo parecía encajar perfecto para frenar el déficit presupuestal y encaminar a México hacia “la modernidad”.

Nadie dice que la época “neoliberal” haya sido un momento de bonanza en México, pero en estos momentos aquellas raquíticas cifras de crecimiento del PIB parecen un sueño ante la situación económica en la que nos encontrábamos aún antes de la pandemia del COVID-19.

Sin embargo, después de años de neoliberalismo, si bien las cifras macroeconómicas no eran malas, lo cierto es que el beneficio para las familias se vio incrementado de manera muy lenta, por lo que el 50% de la población de nuestro país se encuentra en situación de pobreza.

Ante esta aplastante realidad, el discurso de que los neoliberales son unos desgraciados por supuesto que tenía que dar sus frutos y más en la materia electoral; situación que desde hace muchos años supo aprovechar el actual presidente de México.

Sin embargo, el presidente Andrés Manuel parece no entender que pronto ese discurso contra los neoliberales no será suficiente para retener las intenciones electorales, ya que cuando pase la euforia de desterrar el sello neoliberal, se dará cuenta que a las familias no les interesa si el Gobierno es neoliberal o keynesiano, lo relevante es que sus condiciones de vida mejoren.

Mientras tanto, por el momento parece oportuno sumarnos a ese discurso para que no olvidemos lo que esos desgraciados neoliberales:

  • Desgraciados aquellos que generaron ahorros millonarios que se guardaron en el fondo de estabilización de ingresos presupuestarios y que la Cuarta Transformación se acabó en menos de dos años;
  • Desgraciados ellos que abandonaron el sistema de salud pública en aras de que el mercado fuera la solución de la vida de todas las personas, pero que en sus administraciones no vivieron tantas quejas del desabasto de medicinas;
  • Malditos aquellos que generaron fideicomisos para atender situaciones catastróficas o para el apoyo a la ciencia, cultura y arte; y que su eliminación solamente se traducirá en la eliminación del apoyo gubernamental a actividades fundamentales.
  • Infelices aquellos neoliberales que hicieron reformas estructurales en el sector de telecomunicaciones, produciendo mejores condiciones de mercado, reduciendo los costos de los servicios en beneficio de los ciudadanos;
  • Malditos neoliberales que impulsaron una reforma energética que permitió que hace unos meses el costo de la gasolina descendiera a niveles históricos.

Sin duda alguna el Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene mucho porque maldecir a esos desgraciados neoliberales que han permitido que durante sus primeros años de Gobierno no tenga que preocuparse por recaudar el dinero necesario para seguir con sus políticas paternalistas.

El eliminar los fideicomisos implica que el gasto público supera en mucho sus ingresos, así que es necesario sacar dinero de donde se pueda, desgraciadamente ese dinero no será eterno, por lo que todo indica que el siguiente año una vez que concluya la jornada electoral vendrá el debate donde solo hay dos alternativas; incrementar la deuda pública o ir por una reforma fiscal que permite sostener este nivel de gasto.

En conclusión AMLO solo puede decir: “malditos neoliberales porque ustedes son la base fundacional de mi 4T, tanto en el dinero que me dejaron como sustento del discurso de cada mañana.”

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