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La consulta innecesaria

“Si fuéramos un pueblo de Dioses seríamos naturalmente demócratas. Pero solo somos hombres. La democracia es nuestra aspiración a la vez que nuestra necesidad práctica. La demagogia es su peligro”

IKRAM ANTAKY,

Manual del Ciudadano Contemporáneo.

 

Durante las dos últimas centurias y el primer quinto de esta, los mexicanos hemos luchado denodadamente por encontrar nuestra identidad, por mejorar nuestro estatus quo, tener las mejores condiciones de vida; las luchas de independencia, reforma, revolución, la transición democrática –con todo y su primer alternancia- dan cuenta de ello.

Aún no hemos alcanzado nuestro estado de bienestar, pero ello no significa que nos neguemos a participar democráticamente en las decisiones que debe tomar el gobierno, sobre todo en aquellas que tienen un efecto en nuestra vida, que resarcen daños históricos, ya sean políticos, económicos o sociales.

Por ello la convocatoria a realizar una consulta ciudadana y/o popular, para definir tal o cual tema no debe sorprender a nadie, tampoco debe ser motivo de cuestionamientos; claro que todos y todas anhelamos justicia, equidad, transparencia, justa distribución de la riqueza y queremos, es más reclamamos formar parte de las decisiones para lograrlo.

He observado y escuchado en estos días con atención el debate sobre la consulta popular convocada para saber si se enjuicia los expresidentes o no -palabras más palabras menos-; la reflexión a dicha convocatoria no es la consulta en sí misma como ejercicio de democracia participativa, la reflexión que los ciudadanos debemos hacernos para no irnos con la finta, es el fin de dicha consulta.

A todas luces es claro que es innecesario preguntar si se enjuicia o no a alguien y más si de las acciones de esa persona se presume, dice o asegura, que ha cometido algún delito, pues entonces que se le denuncie y procese. No se requiere el permiso de nadie para hacerlo; imaginemos que si alguien roba nuestra casa tuviéramos que pedirle opinión a los vecinos para que enjuicien al ladrón, es de risa pues.

El problema de este ejercicio convocado es que de inicio se dijo – el Presidente Andrés Manuel López Obrador- que no se quería enjuiciar a nadie; después que, si alguien lo pide adelante, en seguida como ya mero no salía pues lo pido directamente y le doy la vuelta con una Ley para perdonarlos.

 

CONCLUYENDO.

  1. Vuelvo a insistir es tan corrupto robar, defraudar, enriquecerse del erario público, como la utilización de las herramientas democráticas del Estado, para un fin político y no para un fin general. Las consultas populares no son propiedad de nadie son un logro histórico de la sociedad organizada.
  2. Las consultas, además, tienen un proceso legal que se encuentra en la Constitución y leyes respectivas, no es el capricho de uno o algunos.
  3. No permitamos que nuestros legítimos reclamos de justicia se manipulen por evidentes trazos de política.
  4. El Presidente no debe olvidarse que la democracia es el poder del pueblo y entiéndase por pueblo a TODOS, el pueblo no son los chairos y/o los fifís, somos todos los ciudadanos mexicanos (hombres y mujeres); él no ha luchado solo desde su trinchera lo hemos hecho muchos, muchísimos, cada uno desde la nuestra y nos corresponde legítimamente velar por los logros alcanzados, cuando estos, por una intención oculta, se ponen en peligro.
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