Mientras que el presidente López Obrador se empeña en asegurar que sus colaboradores son personas honestas, honradas e incorruptibles, los mismos colaboradores hacen todo lo posible para demostrar que el presidente se equivoca y el caso de la potosina Paloma Rachel Aguilar Correa lo confirma en sobre manera.
Paloma fue candidata a diputada federal por el Distrito 5 pero, al no tener estructura y no conseguir la empatía con el electorado, perdió de manera apabullante, sin embargo, no desapareció como la mayoría de sus compañeros de partido. La derrotada candidata supo colarse entre los círculos cercanos del presidente y convertirse en escolta y miembro del equipo de logística.
La suerte le sonrió cuando AMLO la nombró administradora General de Recursos y Servicios del SAT, teniendo que encargarse del manejo presupuestal de la institución. «Tiene un gran mérito que para mí es fundamental, es honesta, incorruptible. Eso necesita el SAT” afirmó el mandatario al hacer pública la designación.
Lejos de combatir las prácticas que tanto condenó Morena en campaña y abonar al proyecto de la Cuarta Transformación, Paloma priorizó sus intereses personales y en cuanto tuvo oportunidad, armó su propio club dentro de la dependencia en los bigotes de Raquel Buenrostro, titular del Servicio de Administración Tributaria.
Aguilar Correa acomodó a su novio, Ángel Javier Portugal Dorantes, y al padre de este (suegro de Paloma), Javier Portugal Haces, a quien dio el cargo de administrador de Operación de Recursos y Servicios, como administrador Central de Operación de Recursos y Servicios nombró a Jorge Antonio Dorantes Arellano.
No conforme con ello, Paloma también le consiguió chamba a sus amigos Raymundo Castañón Aguilar, ahora administrador de Operación de Recursos y Servicios “5”, Montserrat Berrones Martínez, quien se desempeña como administradora de Gestión Interna, y Claudia Carolina Coutiño Acosta, a quien le dio la encomienda de administradora para el Destino de Bienes.
Ninguno de los perfiles antes mencionados cuentan con la experiencia o la trayectoria necesaria para ocupar un cargo de esta naturaleza a pesar de que la ley lo demanda por lo que, sus nombramientos, representarían una falta innegable además del nepotismo imperante promovido por Paloma Aguilar a costa de la 4T.
