Ahora que estamos en la nueva normalidad, es el tiempo para retomar una sana alimentación con nuevos hábitos en el hogar.
Seguramente en estos tiempos de aislamiento social y de quedarnos en casa, comimos más de la cuenta, por ansiosas, aburridas, o porque probamos nosotras mismas el arte culinario haciendo esas recetas que teníamos guardadas y queríamos probar hace mucho.
La alimentación saludable tienen como objetivo el aprendizaje.
No solo es importante hacer un cambio de hábito, para bajar esos kilos de más que nos dejó la cuarentena, sino que el cambio de hábito debe ser visto como algo más grande, amplio y trascendental: modificar hábitos alimentarios para siempre.
Realiza 4 comidas al día(desayuno, almuerzo, merienda y cena), evitando salteos y comidas abundantes.
Si vas a dejar pasar muchas horas entre una comida y otra, podrás agregar una colación saludable, una fruta, un vaso de yogur descremado, un puñado pequeño de frutos secos.
Mantente hidratada, y no esperes a tener sed para tomar agua. Siempre lleva una botellita con agua.
Recuerda la recomendación es de 2 litros al día (8 vasos diarios). Si te cuesta mucho dividí los 8 vasos, 2 en cada comida.
Incluí todos los días frutas y verduras en el menú. Son importante fuente de vitaminas, minerales y fibra.
La recomendación diaria es de 3 frutas y 2 porciones de verduras (crudas y cocidas).
¿Cómo la cubro?
Muy fácil, en almuerzo y cena siempre incluye en el plato verduras crudas o cocidas y elige como postres, colaciones o para completar desayunos y meriendas alguna fruta de estación.
Elige cereales y legumbres. Seguramente muchos creen que para bajar de peso debemos dejar las harinas.
Pero rompamos ese mito: es importante incluir este grupo de alimentos, pero elegirlos en calidad y cantidad.
Los cereales integrales y legumbres son ricos en fibras, proteínas, calcio, hierro, zinc, potasio. Son alimentos muy completos, por eso es importante incluirlos a diario, siempre cuidando la porción y combinándolos con verduras de todo tipo y color.
Recuerda elegir las opciones integrales: comer tartas, arroces, pastas, panes e incluso pizzas, en porciones moderadas (aproximadamente ½ plato) siempre acompañado de verduras.
Otros grupos de alimentos como carnes, lácteos y huevos deben consumirse a diario, eligiendo en el caso de las carnes y los lácteos, las opciones magras o descremadas para reducir la cantidad de grasas que consumimos a diario.
¿Y las grasas saludables? Aceites vegetales, semillas y frutos secos deben ser parte de nuestra alimentación diaria, siempre cuidando la cantidad.
Los aceites deben usarse para condimentar y deben ser de buena calidad (evita las mezclas).
Las semillas deben ser activadas para aprovechar sus aceites (molerlas con un mortero), de lo contrario se utilizan como fibra, y los frutos secos podemos reservarlos para comerlos como colación cuando estemos fuera de casa.
Como último desafío comienza a disminuir de a poco los alimentos refinados que utilices al momento de cocinar o los alimentos refinados que compres, como azúcares y las harinas blancas.
Te invito a que comiences a reemplazarlos por opciones más saludables: en lugar de azúcar blanca podes utilizar azúcar mascabo o miel.
Y cuando utilices harinas 000/0000, puedes mezclarla con harinas de trigo integral, de avena, de legumbres, de maíz, y así mejorar la calidad de lo que estás comiendo.
Tengan en cuenta que cambios se hacen de a poco y de un paso a la vez. Y recuerda que alimentarte saludablemente es para siempre, no hace falta correr, pero proponte todos los días un desafío de cambio de hábito.