El fin de semana santo pudó haber estado lleno de sol arena y mar para doña Deyanira Herrera, presidenta del DIF de Xilitla, quien dejó el municipio para disfrutar de unas pequeñas vacaciones en Tampico. Sin embargo, no contó con que la playa de Miramar había sido cerrada por la emergencia sanitaria, derivada del Covid-19.
Había cargado con todo en el camionetón que le regaló su esposo, el alcalde Martín Eduardo Martínez Morales, también conocido como el profe Lalo; traía la sombrilla, el bikini para presumir cuerpazo, los flotadores, la hielera llena de chupe y hasta había preparado sandwiches para el viaje.
Cuando iba de salida con los chamacos y fue detenida en el retén sanitario del municipio, los policías municipales en el lugar le preguntaron que porque se iba de vacaciones si estaba la contingencia y la orden era quedarse en casa. Muy molesta, doña Deyanira comenzó a gritonearles que “el coronavirus no existía” al tiempo que pisó el acelerador y huyó del lugar.
A sabiendas que era la mujer del “jefe”, los oficiales prefirieron no perseguirla ni reportarla, con temor a perder su empleo. Lamentablemente para la presidenta del DIF, tuvo que regresarse al pueblo mágico, pues en Tampico nada estaba abierto, así como en todas las demás ciudades del país.
Tristemente, terminó haciendo su “Acapulco en la azotea” y se bronceó con lo que le da el sol de la Huasteca potosina desde su casa.