
La familia revolucionaria comió en «petit comité» con el dirigente nacional del PRI, Alito Moreno. El que quiso hablar habló, el que quiso chillar chilló, el que quiso pedir, pidió. Unas ochenta personas entre hombres y mujeres acudieron a uno de los Salones de Villa Danieli que sirvió una cazuelada con muy buen sazón.
La cita se marcó a las 2.30 de la tarde, algunas de las mujeres llegaron tarde, los señores fueron puntuales, Elías Pesina, el presidente de la continuidad lucía una sonrisa fácil. Yolanda Cepeda que se sostuvo en la secretaría general contra viento y marea lució muy cerca de Alito Moreno que se dejaba querer por la señora huasteca.
Todos coincidieron en que fue Angel Castillo el que mejor expresó los sentimientos priístas porque detalló las razones que llevaron al partido a ser expulsados del poder para convertirse en un instrumento del neoliberalismo que convirtió al tricolor en un partido de derecho que olvidó atender las demandas del pueblo y que solapó la corrupción de gobernadores y funcionarios públicos.
Bety Benavente la diputada pluri del partido llegó tarde pero mas pronto que tarde, Martín Juárez cual buen caballero le cedió un lugar de privilegio. Bety aguantó las indirectas que le lanzaron Maribel Lemoine y Rebeca Terán pero no hubo videos ni transmisión en vivo porque a la entrada les quitaron los teléfonos celulares. Solo Margarita Hernandez Fiscal que parecía conocer a la edecán, ingresó su Iphone 11.
Los priístas le recordaron a su dirigente nacional que en San Luis Potosí se la jugó con él y lo demostró a la hora de la elección.
Delia Guerrero ex beneficiaria del Toranzato que nunca hizo nada por el PRI ni por los potosinos acudió solo para pedir chamba y oportunidades, igual que Margarita Fiscal que enfocó una vez mas sus baterías hacia la zona de Soledad donde ha perdido dos veces la oportunidad de ocupar un cargo de elección popular.
Pero la que puso la nota vergonzante fue Rosa María Huerta cuyo papel de bufona del gobernador Toranzo la llevó a ser diputada y ahora representa al gobernador Carreras en la zona media del Estado. Rosa soltó en su muy particular estilo: Nosotros somos los que sudamos las verijas cuando andamos buscando el voto». Los comensales hicieron muecas de asco por tan denigrante discurso.
Rebeca Terán que también pudo meter su teléfono intentó tomarse fotos con Alito pero solo lo logró al final de la comida, ella habló con un tono mas prudente pero decía, a quien la quería escuchar, la desgracia de tener como secretaria del partido a Yolanda Cepeda.
Isabel Merlo, delegada del comité nacional pese a los boicots que le hacen Edmundo Torres Cano y algunos funcionarios del partido y del gobierno se comportó a la altura porque el objetivo es trabajar por el futuro, la señora tiene un nivel que le permite trabajar con calidad política y con un nivel muy decoroso.
Alito Moreno no se deja sorprender pero le pone sentimiento y pasión a su discurso por eso les dijo a los chillones y quejones priístas de San Luis Potosí que él no tuvo ni papá rico ni padrino político porque comenzó desde brigadista en el revolucionario institucional.
Dijo a los comensales vip del PRI que no hagan caso de que como partidos están hundidos, porque ya demostraron que se puede resurgir al ganar la alcaldía de Monterrey, luego de la gran derrota del 2018.
No hubo alcohol, no hubo triunfalismo, hubo una siembra de esperanza que Alito Moreno selló con una promesa de volver, de volver al pueblo para regresar al poder.
Alito se dejó querer, se dejó apapachar por los invitados a la comida y luego, luego se fue con la bufalada al edificio del tricolor para investir como presidente del partido a Elías Pesina y como secretaria a Yolanda Cepeda para que el PRI gane la gubernatura en el 2021.
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