Diputado por el partido verde, Edgardo Hernández Contreras está convertido en la única voz crítica que exhibe y aborda sin cortapisas, los problemas de violencia e inseguridad que enfrentamos los potosinos y lo colocan como autoridad moral en la materia gracias en parte a su larga trayectoria en instituciones de seguridad y justicia como la PGR (ahora FGR) y la SSPE pero también la molestia de personajes de los poderes fácticos que han iniciado una campaña de desprestigio en su contra.
Sin embargo, detrás de esa voz crítica, hay una trayectoria que avala sus argumentos que tienen que ver con un desempeño en instituciones de seguridad y procuración de justicia, así como en el ejercicio de su profesión como abogado.
Hernández denunció este jueves el inicio de una campaña negra en su contra por parte de los personajes del poder político que han sido destinatarios de sus agudos y constantes señalamientos, entre ellos funcionarios del Gobierno del Estado, incluyendo el secretario general, Alejandro Leal Tovías; el secretario de Seguridad, Jaime Pineda; el fiscal Federico Garza y, en el ámbito del sector privado, figuran algunos personajes siempre involucrados con el poder político como José Mario de la Garza y el dirigente de la organización priísta, Via Alterna, Pablo Valladares.
Pero, ¿Qué hay detrás de Edgardo Hernández? ¿Quién es? ¿De dónde viene? ¿A qué aspira? ¿Por qué sus duros cuestionamientos al desempeño de las instituciones de seguridad? Código San Luis se dio a la tarea de investigarlo.
En la página oficial del Congreso del Estado, aparece un currículum donde, ciertamente, aparece que es maestro en Derecho, que fue subdelegado de la PGR en San Luis Potosí y Zacatecas, que ha desempeñado importantes cargos en la Secretaría de Seguridad Pública y también que ha sido un exitoso postulante.
Hasta antes del 2018 no era un personaje público, ni político, pero su formación en instituciones como PGR (ahora FGR) y el ámbito de la seguridad pública hablan de un hombre forjado en tierra en el combate a la delincuencia, en la persecución del delito que incluye grandes capos y refriegas a balazos.
El último atentado que sufrió ocurrió en 2017 en el municipio de El Naranjo, cuando acompañaba al general Arturo Gutiérrez, entonces secretario de Seguridad, en un operativo especial en el que desmantelaron un campamento de un grupo delictivo.
Los analistas de la conducta crítica de Edgardo Hernández hablan de un posicionamiento claro ante los problemas de seguridad y justicia. Se trata, dicen, de un postulante litigando desde la máxima tribuna del estado con elementos claros de crítica que acompaña con acciones concretas como el apoyo público evidente a grupos de agentes de seguridad, policías de investigación y ministerios públicos que han encontrado en él un apoyo incondicional para sus aspiraciones de crecimiento dentro de las instituciones.
La disciplina como base del desempeño
Edgardo Hernández tuvo como maestro al licenciado Héctor Aldasoro Velazco, sin duda uno de los grandes maestros universitarios «vaca sagrada de la facultad de derecho de la UASLP» con quien trabajó aun siendo estudiante.
También trabajó en el gobierno de Gonzalo Martínez Corbalá (QPD), pero en el área de Fomento Económico como se le conocía en aquellos tiempos.
En 2001 comenzó para él la formación en PGR cuando fue llevado como reclutador de policías federales y peritos de criminalística. Ese cargo marcó lo que sería su futuro.
Saltó de ahí a ministerio público adscrito a la fiscalía especializada para la atención de delitos contra la salud. Se hizo cargo de la dirección general en trámite, cuyas funciones eran la integración y resolución de averiguaciones previas especializado en cateos.
Fue en este cargo donde vivió de cerca lo que significa combatir a la delincuencia, participando inclusive, en operativos de alto riesgo como fueron la detención de la Reina del Pacífico, el aseguramiento de líderes de la «mafia en tepito» y de temidos secuestradores de la época.
De ahí pasó en 2007 a la SEIDO donde terminó de formarse como elemento de élite de la PGR.
Pero fue en el 2011, en los tiempos mas violentos que ha vivido San Luis Potosí, con el gobernador Fernando Toranzo que, haciendo alianza con el entonces comandante de la XII zona militar, Arturo Gutiérrez, intervino directamente en el combate contra la delincuencia en territorio potosino.
Haciendo equipo desde PGR con el general lograron pacificar San Luis Potosí, luego Hernández se fue a Zacatecas y el general a Tamaulipas.
En 2018, cuando el Partido Verde los inscribió en el primer lugar de la lista de candidatos a diputados plurinominales, nadie imaginó que se convertiría en un combatiente directo de las políticas de seguridad y justicia que tienen a la entidad potosina en un episodio permanente de violencia, sangre y muerte.
Las críticas soportadas en su conocimiento y trayectoria le han valido estar en el ojo público, pero también, molestia de los funcionarios señalados por su incompetencia y por miembros de los poderes fácticos en San Luis Potosí que ante el crecimiento de la autoridad moral y política que está alcanzando como diputado, orquestan una campaña negra.
El legislador ha dicho que no se va a callar, que no tiene compromisos y que tampoco tiene aspiraciones de seguir en la política, pero autoridades federales tienen la información de su desempeño y el peligro que eso representa para su libertad de expresión y su integridad.