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¿Para qué sirven?

En todos los pueblos hay hombres a quienes por estar plenos en la humildad, la sabiduría los persigue, les llena su espacio vital, uno de ellos es el médico brasileño Drauzio Varella, acreedor al Premio Nobel de Medicina 2010; leer sobre sus saberes es un verdadero placer, a continuación transcribo algunos de sus conceptos:

“La tercera edad llega oficialmente a partir de los 60 años, aunque por razones de marketing algunas empresas lo han adelantado a los 55. Se supone que termina a los 80 años. La cuarta edad o vejez inicia a los 80 y termina a los 90. La longevidad inicia a los 90 y termina cuando te mueres. Si pasas de los 100 es una vejez saludable. Nadie está sano después de los 50; sanos están los jóvenes, los viejos tienen siempre uno o muchos achaques propios de la edad. De lo que se trata es de envejecer saludablemente, esto es, con los achaques controlados y sin complicaciones.

Si quieres saber cuánto vivirás y cómo llegarás a esa edad, mira a tus viejos. La carga genética es fundamental para establecer un pronóstico de vida. Quien tuvo cáncer o infarto antes de los 60 trasmitirá los genes a sus hijos, la probabilidad de desarrollar la misma enfermedad se incrementa. Lógicamente el desarrollo de una enfermedad crónica requiere la presencia de varios factores, el genético es uno de ellos.

‘Somos lo que comemos’ dicen los naturistas. Si además de tener carga genética, te empujas 3 o 4 cucharaditas de azúcar en cada café, saboreas los pellejitos del pollo a la brasa y te relames con los chicharrones, estás convirtiendo tus arterias en el equivalente de una cañita de gaseosa chupada. Luego, no hay buena circulación, no hay buena oxigenación; traducción = muerte, hay envejecimiento acelerado o prematuro. En consecuencia si quieres tener una vejez saludable, a partir de los 50 años cuida tu alimentación y deja de comer químico y mucha grasa.

Un buen desayuno, una buena comida y una (escasa) cena son la clave para equilibrar tu medio interno. ¡Deja de comerte un lomo doble en cada reunión! Aparejado con la dieta está la bebida. Abandona [los refrescos], eso lo pueden tomar los jóvenes con mesura, nosotros no. Toma limonada, jugos; hasta la cerveza es preferible, ya que se hace con agua hervida, tiene componentes naturales y no tiene sodio (ojo: hipertensos).

Hay evidencia clínica que demuestra que el consumo moderado de alcohol después de los 50 años mejora la calidad de vida pues tiene tres efectos: vasodilatador coronario, disminuye el colesterol y es un sedante moderado. En forma práctica, a la hora del almuerzo o en la noche ya en casa, tómate un trago de whisky, vino rojo o pisco puro, en lugar de tomar nitroglicerina para dilatar las arterias o estatinas para bajar el colesterol o un valium para estar tranquilo. Si lo haces en compañía de las personas que quieres el efecto se duplica.

Recuerda que si te emborrachas todos los días el efecto es el contrario y te matará más rápido de lo que te imaginas. Todas las pautas son útiles, pero no exageres y sobre todo no dogmatices. Si haces una parrillada, no vengas con que no como chorizo porque es muy grasoso o mi médico me ha dicho que sólo tome dos tragos y punto. Nada reemplaza la alegría y el placer de departir con los que te quieren, no hay grasa ni trago que no se pueda metabolizar en un buen momento de esparcimiento, los mecanismos de compensación del cuerpo son aún poco conocidos pero así sucede, si disfrutas verdaderamente el pecado mortal se transforma en venial.

‘Lo comido nadie me lo quita’ es absolutamente cierto y cual retrato de Dorian Gray tu cuerpo lo va a expresar en la vejez. Las malas noches y los excesos de todo tipo van a hacerte la vida de viejo muy infeliz y no solamente a ti sino a tu familia. La principal pérdida que tiene un viejo es la soledad, lo habitual es que las parejas no lleguen a viejos juntas, alguien se va primero con lo que se desequilibra todo el statu quo que te soportaba. Comienzas a ser una carga para tu familia. Mi recomendación es que trates de no perder (mientras tengan lucidez) el control de su entorno, eso significa por ejemplo: yo decido: dónde y con quién salgo, qué como, a quién llamo, a qué hora me acuesto, qué leo, en qué me distraigo, qué compro, en dónde vivo, etcétera.”

Concluyo el texto con un comentario que este sabio de vida dijo en otra ocasión: “En el mundo actual se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordara… ¡PARA QUÉ SIRVEN!”

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