El último mes del año ha llegado y las familias comienzan a prepararse para las posadas, el árbol de navidad, la colocación del nacimiento y el intercambio de regalos. Las casas se llenan de ricos aromas a ponche y cena navideña que se conjugan en momentos de convivencia y de unión familiar. De acuerdo con la tradición, son nueve las posadas y cada una significa un mes del embarazo de María, celebrándose del 16 al 24 de diciembre y representan el recorrido de José y María rumbo a Belén antes del nacimiento del Niño Jesús.
En una posada no pueden faltar las luces de bengala, los aguinaldos y por supuesto las piñatas que son del gusto de chicos y grandes. Una idea muy difundida es que la piñata tiene su origen en China, ya que celebraban rompiendo en el Año Nuevo figuras de animales como vacas, toros y búfalos cubiertas con papeles de colores y rellenas de semillas para atraer prosperidad y abundancia, una vez rotas, los restos eran quemados y las cenizas llevadas para esparcirlas en sus campos y esperar una buena cosecha, esta costumbre fue llevada por Marco Polo a Italia en el siglo XIII y se fue adoptando en casi todo el continente, poco a poco tomó un sentido religioso llegando a romper piñatas en el primer domingo de Cuaresma. Posteriormente los españoles la trajeron a México la cual convirtieron en un recurso para la evangelización representando con ella de manera simbólica la lucha del bien contra el mal. En 1586, los frailes agustinos recibieron autorización del Papa Sixto para celebrar las misas de aguinaldo, hoy en día, las posadas. Se tienen datos precisos que fue en el Ex Convento de San Agustín en Acolmán Estado de México donde se elaboró la primera piñata mexicana.
Pero los misioneros se llevaron una sorpresa al descubrir que en estas tierras ya se tenía una tradición similar pues los aztecas celebraban a finales de año el nacimiento de Huitzilopochtli, colocando en su templo una olla de barro en un poste, adornaba con plumas de colores y se llenaba con objetos de valor que al ser derramados se convertían en la ofrenda para su Dios. Los mayas, también tenían un juego en el que los participantes con los ojos vendados golpeaban una olla de barro llena de cacao suspendida en una cuerda.
Originalmente, la piñata se hacía con olla de barro, hoy en día, la mayoría se hacen de cartón pues así se corren menos riesgos al romperlas y su costo es menor. Los siete picos representan los pecados capitales: soberbia, lujuria, ira, pereza, envidia, avaricia y gula, estos se hacen de papel periódico o reciclado y se cubren con papel de china de múltiples colores que simboliza la tentación; el contenido derramado (la fruta y los dulces), son bendiciones para los feligreses; el palo para golpearla, es la fuerza de voluntad que rompe con los falsos deleites del mundo; el vendaje en los ojos, es la fe ciega en Dios para superar la tentación o el mal y romper la piñata, la destrucción del mal en su totalidad.
Actualmente, la piñata ha perdido el significado religioso y se considera más como diversión de las posadas y fiestas de cumpleaños. La variedad de tamaños y diseños permiten al consumidor tener las mejores opciones también en precio, así que no pierdas tiempo y ten todo listo para llenar tu piñata: cacahuates, cañas, jícamas, tejocotes, manzanas, guayabas, mandarinas y muchos dulces.