
Tal es el dominio de Estados Unidos en la gimnasia femenina actual, que el debate antes de la primera final de los Mundiales que se celebran estos días en Stuttgart no era si ganaría el primer título en liza, el de equipos, sino cuál sería el margen de esa victoria.
Ese margen se llama Simone Biles, la gran estrella del este deporte, que marca con sus ejercicios una diferencia inalcanzable para el resto desde que debutara hace ya seis años y empuja a sus compañeras hasta las cotas más altas.
En sus quintos mundiales y camino de los Juegos de Tokio, la campeona olímpica va a por todas y ha firmado una actuación brillante, con solo algunos ligeros titubeos, para lograr su 21ª medalla en unos Mundiales, la 15ª de oro.
Con información de El País