Columnas

Cómo Eres de Exigente

Con una alquímica facilidad atrapa mis sentidos la patria veracruzana, sus famosos decimistas y sus alegres trovadores; sus geniales epigramistas y poetas talentosos; sus políticos brillantes y sus excepcionales artistas; es un pueblo -con hombres de trabajo y mujeres bellas proveedoras de esperanza.

Todo, absolutamente todo, tiene Veracruz, desde el inigualable sabor de su café, pasando por el pulso de
cirujano con el que se sirve “el café lechero y los huevos tirados” en La Parroquia, los dulces de las monjas, las
bombas, la vasta gastronomía – que sin duda da para un platillo diferente cada día y en dos años no le repiten-, la excepcional cosmogonía indígena de la que tenemos mucho que aprender y ellos demasiado que enseñarnos.

Sus “Pueblos Mágicos” son orgullosos recipiendarios de tradiciones, leyendas, educación, arte, mitos, ritos y una cultura que sorprende a propios y extraños. Uno de ellos es San Francisco Xicochimalco Viejo, nombre que en náhuatl significa: “En donde hay panales de cera amarilla”, oficialmente Municipio de Xico, es un pueblo colonial fundado entre 1525 y 1530 -Xico Viejo o Xicochimalco se encuentra a poca distancia de la capital del Xalapa-. El municipio recién acaba de celebrar las fiestas dedicadas a Santa María Magdalena, la patrona del pueblo; en su honor se confecciona sobre la calle, un espectacular tapete de aserrín pintado, además se le ofrecen a la virgen los más bellos arreglos florales, vestidos y un sinfín de obsequios.

El visitante, por una parte bebe y come de la generosidad de los xiquenses y por otra, disfruta de una
excepcional tradición, con el bello colorido, arte, folklore y la rica cosmogonía del pueblo veracruzano.

El visitante no se puede ir de Xico sin haber degustado el tradicional vino de mora, Morita; el exquisito licor
“verde”, elaborado con hierbas entre las que se encuentran el cedrón, zacate de limón, anís, manzanilla y
toronjil, con alcohol de caña y endulzado con azúcar de la región.

La anfitrionía xiquense ofrece también el tradicional “torito”, preparado con la mezcla de una pequeña cantidad de licor, leche y sabor que va desde café, cacahuate, nanche, etc. Bebidas populares ofrecidas sobre todo durante las fiestas patronales y diariamente –que según dicen ellos quita lo pendejo.

De la afamada comida de Xico destaca el delicioso mole xiqueño, sus inigualables chiles rellenos, el Xonequi
–platillo típico que consiste en frijoles, bolas de masa y una aromática yerba de la que recibe el nombre–, el pan de huevo, las galletas horneados con leña y el singular tamal canario, hecho a base de harina de arroz.

“Cuenta el oncólogo veracruzano Antonio Libreros Morales, que en una ocasión Don Rubén Pabello Acosta
fundador del Diario de Xalapa, le encomendó a Nicanor Juan Fernández, dibujante del mismo, una caricatura
–¡Pero rápido!, le dijo–, del embajador de Zambia en México que hacía una visita de cortesía al periódico.
Inmediatamente se dirigió a la papelería del querido Don Isaac Acosta para conseguir un lápiz especial para tal encomienda, cuando llegó le dijo Don Isaac:

— Abrón muchacho, ¿qué te trae por aquí?
— Vengo de urgencia –respondió Nicanor– ¡porque necesito un lápiz especial!
— Mira muchacho –dice Don Isaac–, de lápices hay de H, de N y de O ¿cuál quieres? — Quiero un H.
— ¿Pelícano, Ticonderoga, Mirado o Italy? — ¿Mmm?… un Mirado.
— ¿Lo quieres verde, rojo, amarillo o azul? — Pues azul.
— ¿Redondo, cuadrado, hexagonal o aplanado como de carpintero pa’ la oreja? — Pues hexagonal normal.
— Mmm, oye ¿y lo quieres con punta de plumbagina, de grafito o de carbón? — No, pues de carbón.
— ¿Con punta del uno, del uno y medio, del dos o del dos y medio? — Del dos y medio, del más gruesecito.
— ¿Lo quieres con punta o sin punta? — ¡Con punta!… porque me urge.
— Oye, ¿y lo quieres con borrador o sin borrador? — Pues con borrador.
— ¿Blanco o rosado? — Po’s blanco.
— ¿De hule o de migajón? — Po’s de migajón es mejor.
— El cintillo, ¿lo quieres dorado, plateado o de cartón? — No, po’s plateado… pero ¡me urge!
— ¡Ah ‘abrón muchacho!, cómo eres de exigente… ¡DE ESOS NO TENGO!

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