
Descarada e impune explotación infantil es la que se registra en cruceros de la zona metropolitana, pero principalmente en la zona bonita de San Luis Potosí, ya que aprovechando el periodo vacacional, niños y niñas de todas las edades son obligados a pedir dinero a automovilistas mientras los papás descansan acostados en el pasto de los camellones, tapados del sol con la sombra de los árboles, jugando con su celular, revisando facebook y otras redes sociales, tomándose una coquita bien fría.
Desde hace unos días que empezó el periodo vacacional, se incrementó notoriamente el número de niños y niñas pedigüeños que hacen malavares, cantan, se pintan de payasitos, venden chicles o simplemente piden dinero en los cruceros. Los automovilistas, al ver la carita del o la pequeñita, les dan una moneda pensando que hacen un acto de buena fe, pero nada más lejano a la realidad.
Muy cruel es que si voltearan la mirada unos cuantos metros a los camellones, verían a los papás de los niños, descansando, echados sobre el pasto de las jardineras, tapados del sol, en vez de ponerse a trabajar para garantizar el bienestar de sus hijos.
Hace unas semanas codigosanluis.com tuvo oportunidad de entrevistar al titular de la Procuraduría de Protección de la Familia de las Niñas y Niños, Adolescentes, Pablo Loredo Oyervidez, quien recomendó a los automovilistas no dar dinero a los niños pedigüeños pues se corría el riesgo de que hubiera explotación infantil, como es el caso que ahora se denuncia.
Al momento se desconoce si la Procuraduría del Menor o el DIF ya abrieron una carpeta de investigación para garantizar la seguridad de los niños víctimas de explotación infantil.
Los niños en su inocencia, sonríen a los automovilistas, no se dan cuenta que están siendo víctimas de explotación y que están expuestos a grandes peligros.