Baleados, muertos y cabezas fue el saldo que dejo la inseguridad en la capital potosina. Desde muy temprano la delincuencia estuvo operando en la ciudad, mientras el comandante Arcadia reposaba en su cama. Sin importar todos los operativos que realizaron los uniformados, ninguno de ellos tuvo buenos resultados.
El día comenzó cuando un grupo delictivo dejo una cabeza de cochino con un cuchillo atravesado, en la calle de José Antonio Peñalosa en la colonia El Paseo. Esta se encontraba a las afueras de de una imprenta y de acuerdo a los testigos tenía un mensaje.
Mientras todo esto ocurría, como era muy temprano, Arcadia descansaba plácidamente en su cama.
A parte de todos los robos y asaltos que ocurren diariamente en la ciudad, al caer la noche, fueron baleadas tres personas, dos de ellas menores de edad; una de ellas falleció. Estos asesinatos ocurrieron en la colonia Mártires de la Revolución. Como ya pasaba su hora de dormir, el titular de Seguridad Pública Municipal, Edgar Arcadia, reposaba en su cama.
Una hora más tarde, en la colonia Los Vergeles, fue reportado que un comando armado perseguía a un hombre, quien finalmente fue ejecutado al llegar a la puerta de su casa. A pesar de que se solicitó prontamente la presencia de elementos de la policía, estos llegaron muy tarde y aunque, según ellos, implementaron un operativo de búsqueda de los asesinos, esta no tuvo resultados positivos.
Mientras todo esto ocurría en la ciudad, el titular de Seguridad Pública Municipal, dirección encargada del resguardo y prevención de la población, descansaba en su cama, sin poner atención a lo que pasaba.