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Se le denomina penacho al arreglo de plumas que llevan en la cabeza los indígenas americanos. En la sociedad mexica lo llamaban quetzalapanecáyotl que significa tocado de plumas y fue elaborado por los amantecas que eran los artesanos dedicados a la confección de atavíos y ornamentos de plumas finas.
Está valuado en aproximadamente 50 millones de dólares por estar compuesto de piedras preciosas, oro y plumas de cuatro especies de aves: quetzal, cotinga (un ave con plumas de color azul), platalea (ave que se caracteriza por tener un pico grande y aplastado en la punta) y tlauquechol.
El penacho no era utilizado de la misma forma que una corona como muchos lo piensan, era un objeto netamente decorativo o incluso de uso ceremonial. A pesar de las dudas acerca de su originalidad, el penacho sí perteneció a la época y al emperador Moctezuma el cual fue entregado con otras 159 piezas a Hernán Cortés como regalo de su visita pues así lo dictaba la costumbre en 1519. Este solo era uno de los muchos penachos que usaba pues en realidad poseía muchas riquezas de este tipo.
El penacho llegó a Viena en 1806 y, después de ser exhibido en varios recintos, es a partir de 1929 que se alberga en la sección de Tesoros del México Antiguo del Museo Etnológico. El museo también ofrece una colección de 200 mil objetos como joyas, estatuas, armas y pinturas de diferentes partes del mundo.
A pesar de las acciones que han emprendido la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Instituto Nacional de Antropología e Historia por traerlo de visita a nuestro país y regresarlo, la verdad es que no es tema fácil ya que en primera instancia, cualquier método de traslado ya sea terrestre, marítimo o aéreo puede ser perjudicial debido a las vibraciones, ya que el tocado se encuentra en condiciones de extremo cuidado por la degradación de los materiales orgánicos del paso de los años.
Lo cierto es que los monumentos arqueológicos son parte fundamental de nuestra historia, de esta manera conocemos y aprendemos de nuestros orígenes y las sociedades que nos anteceden. La UNESCO, ha apoyado la iniciativa de los países que pugnan porque sus bienes arqueológicos sean remitidos a los mismos. La Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos vigente desde 1972, señala que son propiedad de la Nación, inalienables e imprescriptibles los monumentos arqueológicos muebles e inmuebles además de que son producto de culturas anteriores así como los restos humanos de la flora y de la fauna relacionados con estas culturas.
Así que no importa si fue un regalo hecho por Moctezuma a Cortés o tal vez una pieza más saqueada de nuestro país, lo cierto es que el penacho al salir de territorio mexicano no pierde su carácter de ser propiedad de la nación como lo indica la ley. ¡Veamos qué pasa! ¿Y tú, qué piensas? ¿Le pertenece a Austria o le pertenece a México?