El Filósofo de Güémez jamás termina de divertirse, siempre inicia el día riéndose consigo y de sí mismo, reconoce al Señor en todo lo que encuentra, es el camino a su paz interior y a la sabiduría, se mantiene atento a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensable, sabe que nada de lo que tiene le pertenece, ¡aahh! y no se olvida de ser feliz.
Diariamente mira con seriedad las pequeñas cosas de la vida y con tranquilidad las grandes, con el mejor amigo del hombre –el tiempo– ha aprendido a apreciar un abrazo y una sonrisa y a olvidar un agravio, siempre piensa antes de actuar.
El viejo campesino sabe que:
Las cosas materiales… son de la sociedad,
Los recuerdos… de la mente,
Los talentos… de las circunstancias,
Los amigos… de la vida,
Tu cuerpo…del polvo y
Tu alma…de Dios.
Entiende, que desde la cosmovisión que te heredaron tus viejos, cada día es una ocasión especial; que la vida es un conjunto de experiencias para vivirlas y gozarlas, por eso diariamente abre tus brazos al cambio, sin perder tus valores.
Lo que mejor atesores son los momentos, porque la vida es sólo eso… momentos, disfruta a plenitud, en su totalidad, el HOY, tu trabajo es escoger que clase de día vas a construir, HOY puedes quejarte por el exceso de calor o frio, o bendecir a Dios porque te da un día más de vida.
HOY puedes estar triste porque no tienes la ropa y calzado de marca que quieres o agradecer que tienes la salud de tu cuerpo, también puedes quejarte de escasez de salud o regocijarte porque estas vivo.
La elección adecuada te ayuda a estar bien, sabiendo que no son las cosas ni los acontecimientos lo que te hacen sentir mal, sino que es el modo en que eliges transitar por la vida lo que te ayuda a estar bien; elegir amor, crea amor, elegir odio crea odio; es una relación infinita.
HOY, este Filosofo habrá de elegir amar, en vez de odiar; reír en vez de llorar, crear en lugar de destruir, perseverar en lugar de renunciar; alabar en vez de criticar; actuar en vez de aplazar; crecer en lugar de corromperme; orar en vez de maldecir, viajar en vez de estancarse, lavar en vez de ensuciar, ayudar en lugar de hundir; dar la mano en lugar de dar la espalda.
Lo anterior me recuerda el humor del mexicano que dice que somos un país privilegiado, porque:
Sólo en México… está bien hecho, lo hecho en México.
Sólo en México…una pizza puede llegar más rápido que los bomberos.
Sólo en México… es más fácil encontrar un expendio de cerveza que un policía.
Sólo en México…es más fácil ser asaltado que conseguir empleo.
Sólo en México…en un restaurante la gente ordena: pozole, menudo, quesadillas, sopes, tacos, gorditas, un pay de chocolate… y un refresco de dieta.
Sólo en México… las filas en las cajas rápidas son más lentas.
Sólo en México… los indígenas de las zonas turísticas hablan inglés, francés, alemán, italiano y entienden poco el español.
Sólo en México… a los pendejos les va bien; mira ese pendejo ¡qué vieja trae!, mira a ese pendejo ¡el carrazo en el que va!, mira ese pendejo ¡qué casona tiene!