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Aprendiendo a vivir

Agradezco en todo lo que vale a quienes generosamente me envían decenas de correos, este, particularmente me encanta y me permito parafrasearlo para usted:

“Cada nuevo amanecer Dios te bendice al obsequiarte:

Un lápiz, para que tengas la sensibilidad de trazar los más espectaculares planes.

Un borrador, para que seas capaz de borrar el dolor, los fracasos y los errores del pasado.

Una caja con bolígrafos de colores, para que colorees el día más hermoso de tu vida.

Una moneda, para que jamás digas: “No tengo ni un peso”

Una liga, para que aprendas a ser más flexible.

Un chocolate, para que recuerdes lo dulce que es la vida.

Una semilla, para que todo florezca al lado de tu camino.

Una pinza, para que recuerdes evitar abrir la boca cuando no debes.

Una lupa, para que enfoques y veas muy bien todo lo maravilloso que eres.

Un lazo… para que seas capaz de mantener unido lo que es importante para ti.”

La palabra, para que recuerdes que si la transformación es lingüística, sepas que en ella se engloba la fuerza del amor que te ha traído a esta vida; y el buen sentido del humor y una sonrisa… para que a la gente que toques con ella, sienta el poder de la alegría y la magia de la felicidad que hay en la vida.

El viejo Filósofo trabaja diariamente en torno a la alegría, la felicidad, la sonrisa y el buen sentido del humor, será porque los años me han ayudado a concebir que, vivir con el entrecejo fruncido, con desanimo, de malas, triste y deprimido crean enfermedades y disminuyen el poder de tu sistema inmunológico.

El buen sentido del humor, la alegría y la felicidad, generan en tu existencia una rica armonía e interconexión de todos los sistemas: el sistema nervioso central, el nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico, que con una cosa aparentemente simple como sonreír o ser feliz, –con lo que eres y lo que tienes– prolongan como por arte de magia tu estado de bienestar.

Lo anterior no es descubrir que el agua se calienta en la lumbre, desde hace varios siglos, François Rabelais fue pionero en recetar el humor como método para aliviar los sufrimientos, aconsejaba la risa como método de curación. El libro de la sabiduría, La Biblia dice: “Cuando el corazón está alegre, la vida es más larga…”

El sistema inmunológico es sabio, –porque vibra con tu íntima naturaleza– proporciona los mecanismos necesarios que permiten aliviar el dolor y atraer la sanidad a tu vida, creando unas neurohormonas llamadas endorfinas, que mitigan la sensación de dolor.

La risa, la alegría, la felicidad y el buen sentido del humor, son tan simples como mágicos, porque son capaces de generar un estado de bienestar, que además de mantener tu cuerpo sano, también te ayudan a recuperar la salud física y mental. Es bien cierto que un estado de ánimo alegre no elimina los problemas, pero te lleva a verlos desde la rica policromía que generan la esperanza, la fe y el optimismo… que te conducen a creer que lo que viene es lo mejor para ti.

Cuando gozas del estado de bienestar concebido por la alegría y el humor, tu cuerpo libera endorfinas que refuerzan tu sistema inmunológico, beneficiando el diafragma, masajeando tus órganos internos, nivelando el ritmo cardiaco y disminuyendo la tensión de los músculos.

Los beneficios mentales que se obtienen con el humor, te llevan a ver la vida desde un punto de vista más positivo, eliminas la angustia, atenúas la depresión, aumentas tu tono anímico –que te hace más creativo– facilita tu comunicación, en general… ¡te induce una sana relajación y un sueño reparador!

Nunca olvides que todos “Somos seres imperfectos… aprendiendo a vivir”.

Por eso el viejo Filósofo dice:

“No te tomes la vida en serio, de todas maneras… ¡NO SALDRÁS VIVO DE ELLA!”

“La vida es todo aquello que pasa, mientras uno está ocupado…

¡PERDIENDO EL TIEMPO EN OTRAS PENDEJADAS!”

“La vida es una enciclopedia… ¡EN TOMOS DE 365 PÁGINAS!”

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