El jueves de la semana pasada la reunión semanal de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado se convirtió en un pleito entre diputados por la repartición del dinero, el episodio terminó entre gritos, insultos y la diputada Paola Arriola, del PT en crisis nerviosa.
La torpeza política del coordinador de la bancada del PRI, Mauricio Ramírez fue lo que provocó el conflicto al negarse a reconocer, junto con el panista Rolando Hervert, el cumplimiento de pago a colaboradores eventuales del diputado Eugenio Govea Arcos del partido Movimiento Ciudadano.
La discusión inició con este tema en el que la Martha Barajas, queriendo meter paz, invocó la necesidad de respetar acuerdos igual para todos, pero es del dominio de los legisladores y empleados del Congreso del Estado el despilfarro de los recursos que monopolizan Ramírez Konishi y Hervert.
Govea aguantó vara y aceptó la puñalada trapera de Konishi y Rolando, dijo que se había comprometido con la gente que apoyó para sacar adelante lo de las leyes de ingresos y presupuestos de egresos y tendría que cumplir de alguna manera. No hizo mayor bronca.
Vera solicitó apoyo para compromisos similares a los de Govea y un rotundo No le dieron como respuesta el priísta Ramírez Konishi y el panista Hervert Medina.
La fiera que siempre trae dentro, despertó en el cuerpo del sexagenario diputado que reprochó a los dos diputados PRIAN, que se adueñen del dinero, que se lo gasten a conveniencia y dejó entrever que en Diciembre dispusieron de 10 millones de pesos sin avisar a nadie y sin acatar las normas.
Rateros, huevones, convenencieros, fueron las palabras mas lindas que dedicó el legislador del partido conciencia popular a los manejadores de los recursos en el Congreso local.
La actitud burlona de Konishi y de Hervert solo aumentaron la ira del diputado Vera que lanzó una botella de agua contra el priísta (cerca la bala), por poro le da en el rostro.
Fuera de sí por su falta de puntería, Vera Fabregat tomó entonces su taza de café con leche y la vació sobre los papeles de trabajo que tenían en la mesa de la salita ubicada en el primer piso del edificio de Vallejo.
El resto de los integrantes de la JUCOPO no atinaban a pronunciar palabra, menos aun después de la retahila de gritos e insultos que le profirió Vera a Paola Arriona que, tras la experiencia, salió en crisis nerviosa de la reunión.
Vino luego la propuesta de «bajarse el sueldo» el 10 por ciento y aquello fue insostenible, para entonces el priísta Ramírez Konishi y Rolando Hervert solo abrían los ojos de manera desorbitada mientras en el pasillo esperaban América Loera, la empleada despedida por capricho de la oficial Mayor.
Las siguientes horas fueron de tensión y comentarios en el pasillo del edificio que ocupan los diputados en la calle Vallejo, aun sin creer que los nuevos diputados quieran trascender con las mismas prácticas de sus antecesores.
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