Xilitla, S.L.P.- El profesor Martín Eduardo Martínez Morales, alcalde de Xilitla, resultó más flojo que bonito, pues las fiestas decembrinas ya le duraron más de lo establecido, pues a pesar de que ya está bien entrado el mes de enero, el ayuntamiento a su cargo sigue en la pachorra y no piensan abrir las puertas hasta el miércoles 9 de enero, si bien les va.
Los habitantes del pueblo mágico y sus comunidades pasan las de Caín desde el lunes pasado, cuando la actividad volvió a su cause normal, pero todos los trámites del ayuntamiento han tenido que ser pospuestos, pues el panista sigue resonado la cruda luego de la guarapeta que se puso aprovechando el maratón Guadalupe-Reyes.
Los ciudadanos cumplidos que desearon pagar su predial han tenido que esperar a que los señores servidores públicos decidan que ya es tiempo de trabajar, lo mismo ha pasado con todos los trámites burocráticos y urgencias de la ciudadanía.
Apenas el pasado lunes hubo una manifestación de comerciantes ambulantes que se negaron a seguir hacinados y recluidos en el mercado municipal, por lo que Martínez Morales tuvo que poner pausa a su periodo vacacional y atenderlos, les prometió que velará por sus intereses, el panista se sintió en campaña y volvió a echar la ristra de promesas de las que, por cierto, a tres meses de haber tomado el cargo, no ha cumplido ninguna.
Xilitla es un municipio bello, poseedor de riqueza natural, declarado pueblo mágico por el Jardín de Sir Edwars James, lo que hace que al año reciben miles y miles de turistas, sin embargo, debido a la corrupción su gente se encuentra sumida en la pobreza, las comunidades indígenas viven aún en condiciones deplorables, aislados y marginados.
Lamentablemente el gobierno de Xilitla se ha convertido en rehén de una familia panista en la que se heredan la presidencia municipal de cuñados, hermanos, tíos, padres, hermanos, como si de una posesión se tratara.
